lunes, 11 de abril de 2011

LOLA Y SUS ENREDOS: (XL) LOS ABUELOS




LOLA Y SUS ENREDOS: (XL) LOS ABUELOS
Los niños entre risitas y carcajadas, no dejaban de gritar… como los abuelos jugaban. Márgara trataba de atajarlos para que callaran, mientras ana Isabel no sabía que hacer, estaba horrorizada. Las tías Matilde e Isabel, con gran desfachatez, se reían a carcajadas, pero también hacían lo suyo, intentaban silenciarlos… pero no lo lograban. Lola y Antonio escucharon el escándalo desde la ventana y se apresuraron, en bajar las escaleras, para ver lo que pasaba. Los Gallardo, al ver a su madre, de inmediato guardaron compostura y pusieron caras de afligidos, sabían que la sanción no se haría esperar.
- Qué relajo es este? –preguntó Lola a sus hijos con verdadero enfado. Los niños bajaron la cabeza y guardaron silencio, todos preocupados. Márgara le informó a su hermana el descaro de los niños y le exigió, para ellos, un duro castigo: tal falta de respeto no debía permitirse! Lola al escuchar lo sucedido, quedó atónita. Tenía ganas de reírse al imaginar a sus padres pasando tal bochorno, pero Antonio la miraba muy serio y no le permitiría ninguna ligereza. Las tías también cambiaron su actitud, el asunto lo ameritaba y ya habían reído bastante. Lola subió a los niños a sus habitaciones, ordenó se bañaran y pusieran sus pijamas: se acostarían sin cenar y en absoluto silencio entre ellos. Debían reflexionar sobre los hechos y luego ella hablaría con cada uno ellos. Todos obedecieron, sin protesta alguna. Subieron las escaleras despacio, pero apuraron el paso al pasar frente a la habitación de los abuelos… por si acaso!
- Ay! Luis, que vergüenza! –no dejaba de exclamar Doña Ana, cubriendo su cuerpo con la sábana, toda apenada.
- Esos niños se las verán conmigo mañana, sí señor! – decía Don Luis muy molesto por lo importuno de los chiquillos.
- Mañana? No, yo enseguida me visto y bajo; trataré de desmentir lo dicho por los niños… para que la vergüenza no sea tan grande! –dijo Doña Ana, bajándose de la cama.
- Qué vergüenza ni que nada… hasta cuando pospondremos nuestros asuntos por los demás? Usted vuélvase a meter en la cama, abra esas piernas… que hoy no se me escapa! – le dijo su marido, muy firme y con una sonrisa picarona. No había terminado de hablar, cuando ya estaba encaramado en la cama, enamorando a su mujer, quien hizo resistencia:
- Luiiiiiis… -eso fue todo lo que hizo para oponerse a los deseos de su marido y a los de ella, mucho tiempo, contenidos: balbucear su nombre. Se quisieron bien, a su antojo. De vez en cuando, a Doña Ana le venía a la mente la cara de los niños: sorprendidos… y divertidos, a cuenta de ellos. También se imaginaba las risas de su prima y de su cuñada, tendría que aguantarse el chalequeo por una larga temporada. Pero, su marido, bien la trabajaba y de sus pensamientos y angustias la sacaba.
- Luuuuiiiiiis! –de rato en rato exclamaba Doña Ana, y el marido, callado se afanaba.
- Luuuuuuuuuuuuuuuiiiiiiiiiiiiiis! –volvía exclamar Doña Ana, toda extasiada.
- Qué amor? –le preguntaba Don Luis.
- Nada, no me hagas caso… sigue! –ella le suplicaba. Y así se la pasaron, un buen rato, ahí en la cama. Hasta que él, dando todo de si, exclamó:
- Aaaanaaaaa! –los dos quedaron exhaustos, con la respiración agitada. En el rostro, con extrema ternura se besaban, mientras se decían al oído cuánto se amaban. Al cabo de un rato, cuando la actividad se calmaba, el peso de su cuerpo la aplastaba. Lo echó a un lado y, de frente, quedaron acurrucados, como quedan los enamorados. No se quedaron dormidos, ni se hablaban, solo jugaban con sus manos, se las besaban.. Tanto el uno como el otro, en silencio y sin saberlo, agradecía a Dios por tenerse. Eran distintos, se complementaban. Felices eran, tal como lo deseaban.

Ana Margarita.-

NOTA: La foto que ilustra este relato fue obtenido de "Imágenes" de Google; se desconoce su autor o propietario: a ellos los méritos y derechos que correspondan.

2 comentarios:

  1. Se te olvidó explicar que el Viagra es efectivo,porque a esa edad(70) es un milagro. jajaja

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  2. aajajaj nada de eso, son unos abuelos muy jóvenes! además, para esa época ni soñaban con el Viagra, recién empezaban a beneficiarse de las pastillas anticonceptivas! jejeje Saludos

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