“Doña Ana y Don Luis: ¡quien dijo que la
pasión se apaga con los años, miente!”
Los niños
seguían gritando a todo pulmón, entre risitas burlonas y risotadas, cómo los
abuelos jugaban. Márgara trataba de atajarlos para que callaran; mientras, Ana
Isabel no sabía qué hacer, estaba horrorizada. Las tías Matilde e Isabel, con
gran desfachatez, también se reían a carcajadas, aunque hacían lo suyo
intentando silenciarlos, pero no lo lograban. Lola y Antonio escucharon el
escándalo desde la ventana. Se apresuraron en bajar las escaleras para ver lo
que pasaba. Los Gallardo, al ver a su madre, de inmediato guardaron compostura
y pusieron caras de afligidos; sabían que la sanción no se haría esperar.
—¿Qué relajo es
este? —preguntó Lola a sus hijos con verdadero enfado. Los niños bajaron la
cabeza y guardaron silencio, todos preocupados. Márgara le informó a su hermana
el descaro de los niños y le exigió, para ellos, un duro castigo: ¡tal falta de
respeto no debía permitirse! Lola, al escuchar lo sucedido, quedó atónita.
Tenía ganas de reírse al imaginar a sus padres pasando tal bochorno, pero
Antonio la miraba muy serio; no le permitiría ninguna ligereza. Las tías
también cambiaron su actitud, el asunto lo ameritaba y ya habían reído
bastante. Lola subió a los niños a sus habitaciones. Ordenó que se bañaran y
pusieran sus pijamas: se acostarían sin cenar y en absoluto silencio entre
ellos. Debían reflexionar sobre los hechos y luego ella hablaría con cada uno.
Todos obedecieron sin protesta alguna. Subieron las escaleras despacio, pero
apuraron el paso al pasar frente a la habitación de los abuelos… ¡por si acaso!
—¡Ay! Luis, ¡qué
vergüenza! —no dejaba de exclamar Doña Ana, cubriendo su cuerpo con la sábana,
toda apenada.
—¡Esos niños se
las verán conmigo mañana, sí señor! —decía Don Luis muy molesto por lo
importuno de los chiquillos.
—¿Mañana? No, yo
enseguida me visto y bajo; trataré de desmentir lo dicho por los niños… ¡para
que la vergüenza no sea tan grande! —dijo Doña Ana, bajándose de la cama.
—Qué vergüenza
ni que nada… ¿hasta cuándo pospondremos nuestros asuntos por los demás? Usted
vuélvase a meter en la cama, ¡abra esas piernas… que hoy no se me escapa! —le
dijo su marido, muy firme y con una sonrisa picarona. No había terminado de
hablar, cuando ya estaba encaramado en la cama, enamorando a su mujer, quien
hizo resistencia:
—Luiiiiiis… —eso
fue todo lo que hizo para oponerse a los deseos de su marido y a los de ella,
mucho tiempo contenidos: balbucear su nombre. Se quisieron bien, a su antojo.
De vez en cuando a Doña Ana le venía a la mente la cara de los niños:
sorprendidos y divertidos a cuenta de ellos. También se imaginaba las risas de
su hermana y de su cuñada; tendría que aguantarse el chalequeo por una larga
temporada. Pero su marido bien la trabajaba y de sus pensamientos y angustias
la sacaba.
—¡Luuiiiiiis!
—de rato en rato exclamaba Doña Ana, y el marido, callado, se afanaba.
—¡Luuuiiiiiiiiiis!
—volvía a exclamar Doña Ana, toda extasiada.
—¿Qué amor? —le
preguntaba Don Luis.
—¡Nada, no me
hagas caso… sigue! —ella le suplicaba.
Y así se la
pasaron, un buen rato, ahí en la cama. Hasta que él, dando todo de sí, exclamó:
—¡Aaaanaaaaa!
—los dos quedaron exhaustos, con la respiración agitada. En el rostro, con
extrema ternura, se besaban mientras se decían al oído cuánto se amaban. Al
cabo de un rato, cuando la actividad se calmaba, el peso de su cuerpo la
aplastaba. Lo echó a un lado y, de frente, quedaron acurrucados, como quedan
los enamorados. No se quedaron dormidos, ni se hablaban; solo jugaban con sus
manos, se las besaban… Tanto el uno como el otro, en silencio y sin saberlo,
agradecían a Dios por tenerse. Eran distintos, se complementaban. Felices eran,
tal como lo deseaban.
“Después
de tanto escándalo, la lección quedó clara: ¡los abuelos mandan… y mandan con
amor!”
Se te olvidó explicar que el Viagra es efectivo,porque a esa edad(70) es un milagro. jajaja
ResponderEliminaraajajaj nada de eso, son unos abuelos muy jóvenes! además, para esa época ni soñaban con el Viagra, recién empezaban a beneficiarse de las pastillas anticonceptivas! jejeje Saludos
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