martes, 22 de febrero de 2011

LOLA Y SUS ENREDOS: ( VII ) DON CLEMENTE




LOLA Y SUS ENREDOS: ( VII ) DON CLEMENTE

El día había amanecido nublado, comenzarían las lluvias. Lola Abrigó bien a los niños y se cercioró que todos llevasen botas. Como de costumbre, salieron en fila india detrás de su madre, por orden de tamaño, los más bajos primero y los más altos detrás, para que pudieran observarse y cuidarse mutuamente durante la marcha; los dos más pequeños caminaban asidos de la mano de la madre. Hoy era un día ajetreado, después de dejar a los niños en la escuela, pasaría por el local de Doña Cándida, para indicarle las telas y colores de los trajes de sus hijos y el de ella.; luego pasaría a visitar a Don Clemente. El día anterior, después de mucho reírse por el cuento de la modista, se fue a casa muy pensativa, pensando en él. Estaba sorprendida de que, a su edad, estuviese lleno de tanta pasión, eso era digno de su admiración; ella despreciaba a la gente apática, sin energía ni entusiasmo por la vida… le resultaba deprimente y una actitud, definitivamente, malagradecida con Dios.
Al salir Lola del Salón de Moda de Doña Cándida, no podía dejar de sonreír… esta era muy pintoresca: siempre estaba muy pintorreteada, con sus labios bulbosos de rojo encendido y los ojos con grandes pestañas postizas, los cachetes muy colorados… toda ella era una visión carnavalesca, era muy divertida. Recordaba la expresión de su rostro -al señalarle ella las telas y el color- con los ojos desorbitados y la boca abierta a más no poder, no cesaba de repetir:
- No, no te lo puedo creer… éstas? De éste color? En serio? Ay Lola… me encanta, me encanta!
Con este pensamiento en mente -que la divertía- pasó por el puesto de flores y dulces de Doña Sofía, para comprarle unas flores y unos chocolates a Don Clemente. Al verla llegar, la florista intentó ponerse de pie para saludarla; pero Lola la atajó con un fuerte y cariñoso abrazo, mucho la quería y siempre estaba pendiente de ella… cuando niña la consentía regalándole caramelos. Al envejecer, Doña Sofía desarrolló una artritis deformante y, sin embargo, ello no le impedía trabajar todos los días para alimentar y educar a los nietos que quedaron a su cargo, después que su hija muriera. Esta era la gente, con bondad y templanza, que Lola amaba y admiraba… los flojos y cobardes no tenían lugar en su vida. Pero Lola no se preocupaba por ella, se ocupaba de ella. Cuando fue Primera Dama, se aseguró que Doña Sofía se beneficiara de una pensión vitalicia por su incapacidad física y que sus nietos obtuvieran una beca hasta finalizar sus estudios, incluyendo la universidad… eran unos chicos estupendos, bien se lo merecían!
- Gracias Lolita, muchas gracias por toda la comida que ayer me enviaste a mi casa, mis nietos se pusieron muy contentos. Y la ropa? Todo nos quedó como hecho a la medida!
- Ah! Qué pasa Sofía? Eso no fue nada… sabrosa es la comida que tú cocinas, cómo quisiera yo darme banquete comiendo en tu mesa todos los días!- esto lo decía Lola sin soltarle las manos a la anciana, manos llenas de nudos, retorcidas… pero que le trasmitían mucho amor y buena energía. Se despidió Lola de su amiga, llevándose bajo su brazo un gran ramo de rosas amarillas y en sus manos, una caja de chocolate… para Don Clemente!
A pocos metros de la entrada a La Funeraria “La Casa Del Señor”, Lola detuvo su paso, inhaló profundo y exhaló lentamente, quería estar muy serena para no cometer ninguna imprudencia si el cuento de Doña Cándida le venía a la mente, sería imperdonable… no sería decente!
- Buenos días Don Clemente, cómo está usted?- le saludó Lola al verlo, y acto seguido extendió en sus manos las flores y los chocolates que había comprado para él. Don Clemente al verla, palideció, su corazón se aceleró descontroladamente y no logró pronunciar ni una palabra… solo balbuceaba! Lola, entendiendo la emoción del anciano dado el relato de la modista, se acercó a él, poniendo en sus manos los obsequios. Y se le acercó para darle un cariñoso abrazo. Ah! La dulce y buena Lola no sabía en lo que se metía…
El anciano se abrazó a ella con una fuerza inusitada, de repente Lola oyó cómo las flores y los chocolates caían al piso; pero no era lo único que se desplomaba… Don Clemente, fuertemente asido a Lola, se resbalaba sobre ella. En su deslizamiento al suelo, le arrancó los botones de la blusa, dejándole los pechos al descubierto. Lola, de inmediato se percató que Don Clemente se desmayaba… pidiéndole a Dios que no fuera un infarto. Lola empezó a gritar pidiendo auxilio para el anciano, mientras éste seguía cayendo a lo largo de su cuerpo , hasta quedar de rodillas –lo que contuvo la caída- quedando su cara entre las piernas de ella. Lola seguía gritando por ayuda, mientras que el peso del bajo -pero corpulento- anciano la derrumbaba. Lola cayó al suelo de espaldas, y él encima, tal como estaba: de rodillas y con la cara metida entre sus piernas… justo ahí, donde el anhelaba morir; allí inhaló su última bocanada de aire y allí exhaló su último aliento, el viejo había muerto contento.
De la gritería histérica de Lola, para que le quitaran de arriba el muerto, se llenó todo el lugar de curiosos, pero nadie hacía nada por socorrer a la Lola, pues pensaban que –en vez de muerto- Don Clemente a ella la abusaba, quedando estupefactos ante la osadía de él. El Prefecto hizo aparición, haciéndose paso entre la gente allí conglomerada y al llegar… quedó paralizado
Don Mario Cáceres rápidamente, y con ayuda de dos agentes de la policía, retiraron -con gran esfuerzo- a Don Clemente de encima de la desvalida Lola. Al quedar él boca arriba, tenía la misma sonrisa que los difuntos maridos de ella, solo que esta vez… no había ningún pene erecto. El prefecto, sin sorpresa alguna, entendió lo que pasaba y solo pudo atinar a expresar en voz alta:
- OH! Doña Lola… otro muerto?

Ana Margarita.-

NOTA: La foto que ilustra este relato fue bajada de Imágenes de Google. Se desconoce autor o propietario.

8 comentarios:

  1. Jejejej Pobre Lola, no pega una, ya tiene 3 muertos encima, pobre Antonio lo que le espera jejeje

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Jajaj madre.. me sorprendes.. ves!.. pensé que venia una parte y me sacaste otra.. eso me gusta la sorpresa no esperada... pero que vas a hacer con la pobre Lola? un beso, avisame cuando termines la siguiente.. estaré esperando para leerla.. tqm!

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  4. ajajaja no les adelantaré nada... deberán esperar hasta mañana! LOS AMO, gracias por leer mis letras... qué sería mi vida sin ustedes? ajaja

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  5. Bueno,como reciente lector de esta nueva pluma con sus escritos tan libres y placenteros quiero felicitarla y animarla a seguir para que se puedan leer todos los capítulos atraves de una editorial.

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  6. ajajaja Gracias Francisco, sería una especie de gran suerte. Dios te escuche! Un abrazo. Tqm.

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  7. La Lola ahora los liquida de la emoción, que bárbara!!! A esto no se llama premeditación y alevosia. La propia mujer malvada. Se quitó a uno de encima.

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  8. ajaja "literalmente" hablando... sí, o mejor dicho... se lo quitaron de encima!!

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