miércoles, 9 de marzo de 2011

LOLA Y SUS ENREDOS: (XXI) LA INTERVENCIÓN






LOLA Y SUS ENREDOS: (XXI) LA INTERVENCIÓN

Don Luis montó en cólera al escuchar el nombre de Doña Rosaura, le tenía prohibido a sus hijas salirse de la fe cristiana… nada de brujerías. Siempre las alertó que el mal acecha y espera cualquier rendija para meterse en la mente y robarse el alma. Era tal la furia de su padre, que Márgara y Ana Isabel intentaron escapar para que esta no les alcanzara. Pero fue en vano. Entre bajarse las niñas del regazo y tratar de zigzaguear a los niños que estaban en el suelo… no les dio tiempo.



- Ustedes dos –se dirigió a ellas- ni se atrevan a sacar un pie de este salón.- se quedaron petrificadas; tal era el susto, que parecían estatuas de blanco mármol… y por las palomas cagadas.
- Te juro padre, que yo no tuve nada que ver en eso, solo cuidé a los niños porque Márgara me lo ordenara… ella fue la de la idea! –Ana Isabel no necesitó tortura alguna para abrir la boca y delatar a su hermana, temblaba como una hoja y con el dedo índice la señalaba.
- Cállate, no digas nada… ya verás cuando te agarre, ni una sola greña te dejaré en esa cabeza hueca!- le respondió bien enfadada, por su falta de solidaridad y lealtad.
- Déjate de amenazas Irene Margarita, aquí el único que refunfuña y castiga… soy yo; en vez de amedrentarla… debiste haberla protegido, como hermana mayor que eres, y no embaucarla en tu aventura!- Cuando el padre dijo esto, Ana Isabel no solo se tranquilizó, sino que se atrevió a hacerle mofa a Márgara… quien, si la agarraba, la mataba! A todas estas, Doña Ana y Doña Matilde, miraban para todos lados- haciéndose las pendejas- como si la cosa no fuera con ellas, pero estaban equivocadas Don Luis, consciente de que alterado no arreglaría nada, se separó de Lola y empezó a caminar por todo el salón… como un león enjaulado. Prendió su habano y, poco a poco, se fue calmando. Solo se oía los gimoteos de Lola y las risitas de Juancito y Anita, a quienes les encantaban las reuniones de los mayores… decían que eran más divertidas que ir a una piñata un sábado o a un circo en domingo.
- Ustedes –se dirigió, con la mirada, a las empleadas de la casa y también a Doña Teresita- vayan a encargarse de los asuntos que les son propios -las mujeres salieron rapidísimo, antes de que se arrepintiera y diera una contraorden. Cuando estas salían, Doña Ana y Doña Matilde intentaron irse con ellas, pero no les resultó la jugada.
- Epa, epa… a dónde creen ustedes que van? Quédense ahí sentadas- les dijo con voz de mando.
- Pero mi amor, qué tengo que ver yo con este enredo que armaron las muchachas?- se justificó Doña Ana.
- Caramba compadre, no se ponga bravo… yo lo que quería es asegurarme que el almuerzo estuviera listo a su hora; además, es un asunto de familia… y yo solo soy una invitada!- se apresuró en decir, muy convenientemente, Doña Matilde. Don Luis las miró y con la mirada… las sentó. De aquí en adelante, todas guardaron el más estricto silencio, dejaron a Don Luis con su monólogo.
- Doña Blanca y Doña María, hagan el favor de llevarse a los niños y atenderlos como Dios manda.- les ordenó Don Luis con voz firme. Enseguida y sin rezongadora alguna, las nanas procedieron a hacer lo correcto. Todos los niños salieron en perfecta fila india y callados; solo se escuchaban las voces de protestas de Juancito y Anita, quienes se lamentaban por perderse la mejor parte, decían que no era justo!
Una vez que se quedaron quienes se tenían que quedar. Márgara –por instrucción de su padre- contó la aventura con la bruja. Don Luis, quien no terminaba de entender todo aquél asunto, se expresó:
- Quiero que les quede bien claro, que si estoy hablando con ustedes sobre este tema, es por la aflicción de Lola… y también la de Antonio; este asunto debo encararlo por la salud de todos, pero ni crean que esto se queda así. Una vez resuelva el enigma de la “profecía” de Doña Rosaura –hizo ademanes con los dedos, como si metiera la palabra entre comillas- nos sentaremos a hablar del problema de fondo: la actitud equivocada de ustedes… y la falta de supervisión y dirección de su madre –dijo esto reprochando con la mirada a su mujer, que estaba que se meaba del susto. Don Luis hizo una pausa y prosiguió.
- Ahora bien, y cómo saben ustedes que al decir “van tres de siete” se refería a muertos y no a otra vaina?
Esta interrogante del padre hizo que Lola se estremeciera, como si le quitaran un pesado velo de la cara. Ella, Márgara y Ana Isabel se miraron… se sintieron como tontas, por no haberse formulado esa pregunta antes. Cómo no pensaron en eso?
- No lo aclaró, padre –le dijo Márgara- pero eso lo supusimos… porque, justo en ese momento, ya a Lola se le habían muerto tres… Don Juan, Don Fernando y el viejo Don Clemente… sería demasiada casualidad!
- Ah! Las niñas lo supusieron! De verdad que ustedes me resultaron bien pendejas! –el padre estaba molesto y se iba alterando de nuevo- Desde cuando las suposiciones son verdades sobre las cuales se construya la vida? Las suposiciones son malas consejeras, confunden, crean inseguridades y temores; solo causan enredos e intrigas… -Don Luis, guardó silencio por unos minutos y concluyó:
- Bien, no se diga más. Entre hoy y mañana me encargo de resolver unos negocios que aquí tengo pendiente. Y, en un par de días –a lo sumo- nos vamos a ver a Doña Rosaura, para que nos diga realmente qué vio en esas cartas.
Apenas terminó de hablar, salió del salón dejando sola a las mujeres. Salió tranquilo, convencido de que todo se solucionaría, pues todo aquello de seguro se trataba de simple sugestión provocada por las habladurías de la gente. En algo estaba claro Don Luis, es que ellas -ni de vaina- se salvarían de una sanción… después que él lograse enderezar el entuerto que habían formado con sus tonterías!


Ana Margarita.-

NOTA: La foto que ilustra este relato fue bajado de Imágenes de Google. Se desconoce autor o propietario.

3 comentarios:

  1. Uyyyy que pasará ahora donde la bruja....
    A veces leo los capítulos nuevos desde el móvil y si ando en la calle la gente se me queda mirando pues me río a carcajadas... besos

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  2. ajaja cuidado Rumi, el estar pendiente del móvil... es causa de accidentes!ajajaja Besos mi niña, Dios los bendiga.

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  3. Machismo puro, y después se quejan. ¿Por dónde vendra la bruja, o mejor dicho nuestra Agatha Christie con su ingenio?

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