domingo, 6 de marzo de 2011

LOLA Y SUS ENREDOS: ( XVI ) EL DÍA SIGUIENTE



LOLA Y SUS ENREDOS: ( XVI ) EL DÍA SIGUIENTE

Poco a poco, a su cauce volvieron las aguas. Don Antonio, Don Mario y Don Federico al hospital fueron llevados; no tenían gran cosa, fue más la bulla que el daño causado… pero allí pasaron la noche, bien atendidos y descansados. Los niños fueron acostados y los músicos, y el resto de los invitados, se marcharon. El desorden de la casa fue levantado y antes de que cantaran los gallos…todo el mundo estaba soñando.
Lola abrió los ojos y el primer pensamiento que vino a su mente fue el susto que se pegó cuando vio a Antonio en el piso tirado. Lo creyó muerto y con su muerte los latidos de su corazón se paralizaron. La angustia volvió a posesionarse de ella: Y si era un aviso del destino para que a él no se acercara, porque de lo contario, se lo arrebataba? Sería verdad eso del hechizo de que todo hombre que a ella amara… moriría sin que a la muerte burlara? Sus ojos se llenaron de lágrimas, si Antonio muriese… los latidos de su corazón el sentido perdiesen! Por su mente pasaron muchos recuerdos. Se acordó del momento en que lo conoció y como de él, perdidamente, se enamoró. También recordó cuando él de su lado se apartó… y de sus matrimonios con Juan y Fernando, y de cómo –algunas veces- estando con ellos… en Antonio pensó. Su corazón se puso chiquito, literalmente se encogió. Este fue el inicio de una triste historia… que mal final vio.
Con mucho desgano se vistió y al cuarto de sus hijos se dirigió. Entró, primero, al de los varones. Estaban profundamente dormidos, uno a uno arropó y besó. En el cuarto de las niñas, las cosas no eran diferentes; quitó lazos y flores de las cabecitas y también zapatillas. Cuando fue a arropar a Anita, se sorprendió encontrarla despierta. Se sentó junto a ella y le acomodó -en la almohada- su cabecita.
- Mami, me gustó mucho tu fiesta, fue más divertida que la piñata que le hiciste a Carolina Isabel. Cuando sea mi cumpleaños… invita a tus amigos, me parecen muy divertidos… cómo he jugado y he reído!- dijo la niña con una sonrisa, casi perdida en un gran bostezo, dándose media vuelta , quedándose dormida. Lola salió de la habitación con un amargo sabor en la boca. Se sentó en el rellano de la escalera, tapando su rostro con sus manos para ahogar el llanto. No podía quitarse de la mente la imagen de su amado… pálido e inerte; Lola entraba en depresión… una tan grande, que la encaminaba a la muerte.
Como pudo, se puso de pie y siguió escaleras abajo, hasta la cocina. Desde allí, por una de las grandes ventanas, divisó a su madre y hermanas; también a su madrina –Doña Matilde- que como huésped de la casa estaba… y, como siempre, fumaba. Al verla, le hicieron señas con las manos, saludándola y llamándola. Lola se les quedó viendo, sin ninguna expresión en la cara. No tuvo ninguna intención de acercárseles, pero Doña Teresita -la empleada más antigua de la casa, era la Ama de Llaves y anteriormente, su nana- con agudeza la observaba.
- Mi niña, desde que naciste no me he apartado de ti… se que algo te pasa. No entiendo que es, pues… lo de Don Antonio, solo fue una metida de pata! – dijo esto soltando una ligera carcajada. Era una vieja mujer, jovial y amorosa, a quien Lola adoraba. Sin embargo, ni eso le hizo cambiar de actitud. Lola nada expresaba, estaba ausente… el juego macabro de su inconsciente, ya su mente dominaba. Doña Teresita se quedó alarmada, esa no era su niña… no, absolutamente para nada. Omitiendo la descortesía de Lola, se le acercó a ella y le pasó el brazo por la espalda, le dio media vuelta y -a empujoncitos- la llevó a la terraza, para que se sentase con su madre y hermanas. Separó la silla de la mesa y –casi obligada- sentó a Lola en ella, pero en ningún momento levantó la cara, ni saludó a las mujeres que allí se encontraban.
Doña Ana, sorprendida, por demás preocupada, miró a su prima y a sus hijas, dibujando una mueca en la cara… como preguntando: Y a ésta que le pasa? Doña Matilde no decía nada, pero también estaba preocupada. Lola era la chispa que encendía la casa… y hoy estaba apagada. Ana Isabel estaba conmovida, a su hermana veía rara y eso la asustaba.
- Lola, en qué momento vamos a visitar a Antonio? Debe estar extrañado de que a esta hora aún no lo hayas ido a ver?- le preguntó Irene Margarita, para ver si la sacaba del trance en el que se encontraba. Pero Lola, quien con las manos la taza del café sujetaba, de inmediato no dijo nada. Por el contrario, su silencio fue roto por un taca, taca, taca , taca, taca… era la taza que con el plato chocaba; las manos de Lola temblaban. De nuevo, empezaron las quijadas a trabajar, estas se abrieron -de tal modo- que parecían collares guindando en el pecho de las damas.
- Hermana, qué te pasa? Te estoy hablando, por qué no me respondes?- insistió ella.
- Márgara, mañana es día de paga… voy a ir con los niños, a pasar unos días, quizás unas semanas…- le contestó Lola, sin dirigirle la mirada.
- Y Antonio?- volvió a insistir la hermana.
- Qué pasa con él, no es que está bien? Cual es el apuro? Lo podré ver cualquier día… ni que el mundo se acabara!- aquí si le habló viéndole directo a los ojos… pero vacía estaba su mirada. Se levantó con furia y solas las dejara. La madre reventó en llanto y Matilde la consolaba.
- Madre, no te angusties… Lola pasó un gran susto anoche, quizás aún no se repone.- le dijo Márgara a su madre, mientras sus manos besaba. Dio instrucciones a Teresita y a Ana Isabel para que dispusieran todo; iría con los niños y su hermana… en el viaje averiguaría, lo que a Lola le pasaba. Todo se puso en movimiento, como si de una conspiración se tratara.

Ana Margarita
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NOTA: La foto que ilustra este relato fue bajada de Imágenes de Google. Se observan letras manuscritas ilegibles. Se desconoce autor o propietario.

3 comentarios:

  1. Excelente !!!! No se como lo hace, simplemente siento que al leer vivo la historia, veo las miradas, siento los sentimientos.

    La cosa se esta poniendo color de hormiga !!

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  2. jejeje... ya te dejé el XVII, para que sigas viviendo los enredos de Lola! Un beso y un abrazo full cariño...

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  3. Lola como que arrugo! Observe que incluiste unas rimas, vas avanzando

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