jueves, 1 de julio de 2010

MILAGRO DE AMOR...


Escuchando mi emisora favorita en la mañana... música venezolana. Me agrada. La siento dentro. A veces río con sus contrapunteos... otras, derramo lágrimas porque me lo recuerda... más de lo que yo quisiera. Todos estos días ha sido insistente la promoción del festejo acostumbrado. Se que es un asunto comercial; pero no puedo evitar pensar en ello... de eso trata la publicidad, supongo. Giré el volante y me ubiqué en la ruta que a él me conduce. Una vez en el sitio, en el carro permanecí; quieta, callada... dudando si me bajaba e iba hasta él... o esperaba a que él... a mi llegara. Me bajé. Me senté en el banco esperando por él, porque allí no se encontraba. Como hombre libre y de bien, muchas cosas importantes le ocupaban; debía yo tener paciencia... hasta que él bajara. Mientras tanto, todo a mi a derredor observaba.... era magnífica la mañana! La luz del sol... todo lo bañaba, le daba color a la grama y brillo al rocío que sobre ella se posaba. Me puse de pie, aunque no lo veía... sentía que a mi se acercaba. Allí estaba... con su porte de guerrero del bien, con su sonrisa que toca a todo lo que ama. El amor que por él siento me hace sentir hormigueos por todo el cuerpo; mis piernas se desvanecen.. y mi corazón golpea duro mi pecho; abrazarme a él... es lo único que yo quiero! Extendí mis brazos y él los suyos... nos fundimos en un abrazo... como si fuésemos uno. No mediaron palabras... no hacían falta! Después de largo rato contemplándonos y sintiéndonos, decidimos romper el silencio. - Ten paciencia hija, todo volverá a ser como antes... la paz en ti reinará.... Dijo esto al tiempo que retiraba de mi rostro el cabello... que la cálida brisa se empeñaba en despeinar. - Lo sé, padre, pero es duro... cuándo, por fin, me vienes a buscar?... ya contigo quiero estar! - Ten paciencia... no es el tiempo. Cuida a tu madre y a tu descendencia... hasta que me den permiso para poderte llevar...si? - Así será... No había más nada que decir; nuestra estrecha comunión nos hacía saber todo el uno y del otro... sin secretos mezquinos y sin alborotos. Con las manos juntas... nos miramos...y suspiramos; un nuevo y profundo abrazo... antes de separarnos. Yo me monté en el carro... él se fue caminando. Antes de salir del camposanto... volteé a ver si aún allí estaba; se había ido, pero dejó en su lugar una hermosa luz... que todo lo iluminaba. Sequé mis lágrimas... para dar lugar a la sonrisa que él me regalaba. - Te amo... padre. Esa fueron mis últimas palabras, para despedirme -ese día- de aquel hombre... que tanto amaba.

Dedicado a: JUAN LUIS PÉREZ DÍAZ... mi padre

2 comentarios:

  1. Excelente amiga y bienvenida al mundo de los blogest. Un abrazo.

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  2. Excelente relato, a veces sentir a los que amamos esta a solo un cerrar de ojos de distancia....

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