jueves, 25 de julio de 2024

COMO NIÑO CHIQUITO



Ana Margarita Pérez Martín

“Un poema que desnuda la inocencia traviesa del amor prohibido.”


Introducción: Donde las almas se rozan sin tocarse

He aprendido que hay amores que no se tocan, pero se sienten como si ardieran en la piel.

Que hay miradas capaces de recorrer distancias que los cuerpos no se atreven a cruzar.

A veces el destino pone frente a nosotros a alguien que desordena la calma, que despierta lo que dormía, y nos deja jugando con la tentación como un niño que no entiende las reglas, pero las disfruta.

Y ahí, entre el silencio y la sonrisa, entre lo que se dice con los ojos y se calla con el alma, se esconde ese amor prohibido: puro en su deseo, inocente en su falta. Y entre el deseo y la inocencia… me quedé contigo.

Porque cuando el alma reconoce a otra, no pregunta si puede… solo se inclina, la roza, y vuelve a su lugar.

Y uno se queda así, entre el impulso y la renuncia, amando en secreto, sintiendo en voz baja, como un niño chiquito que no sabe portarse bien.


Poema: Como niño chiquito

Como niño chiquito,
juegas a no crecer, y también juegas... ¡no sé a qué!
Como niño malcriado, alborotas todo,
quebrantas el orden y tambaleas la fe... ¡no sé por qué!
Te apartas callado,
y en tu silencio gritas lo que finges no querer,
cuando se asoma la mujer,
aquella... ¡por la que no te portas bien!


Epílogo: El eco de lo que nunca fue

A veces me pregunto qué habría pasado si el deseo hubiera ganado la partida,
si la prudencia no hubiese puesto límites,
si las manos hubieran seguido el impulso de las miradas.

Pero tal vez, en su imposibilidad, este amor encontró su pureza.
Porque lo prohibido, cuando nace del alma, no necesita cumplirse para existir.
Basta una mirada, una pausa, una sonrisa que no se entrega del todo,
para que el corazón entienda que amó, aunque nunca lo diga

Y así me quedo, con tu ausencia tibia y tu presencia latente,
jugando todavía con lo que no fue,
como un niño chiquito que no sabe olvidar.

“Nos bastó mirarnos… para saber que ya era imposible.”