viernes, 16 de julio de 2010

NOCHE DE AMOR DESESPERADO


Se le veía a ella venir por la calzada. Caminaba lento… como si el alma le pesara. Su imagen se confundía con el paisaje recién vestido de otoño. Se detuvo y, pausadamente, acomodó su bufanda; metiéndola bien en su cuello y alzándola un poco para cubrir su cara. Al tiempo…observó a su derredor. El verde de los prados y montañas… apagaban su color; tiñéndose todo de amarillo, rojo, naranja y marrón. Los árboles –antes frondosos- se desnudaban sin pudor; arrojando despreocupadamente al viento… el ropaje multicolor. El frío se colaba por el abrigo hasta congelarle los huesos; el próximo invierno… seria cruento!

Abrió la puerta de su casa, con la esperanza de que ése día fuese diferente… y encontrase calor. La luz de la cocina estaba encendida, allí estaba su esposo… como todos los días.
- Hola querido – se le acercó ella cariñosamente para saludarle con un beso y un abrazo- cómo estuvo tu día?
- Bien… como todos. Contestó él, recibiendo el beso y abrazo de su mujer con indiferencia… casi con desdeño.
- Llegué temprano y ya comí algo… me recuesto a leer… y luego me duermo.
Pronunció aquellas palabras con la apatía que le era propia. Ella – acostumbrada a su desamor – lo vio alejarse, casi en penumbras, escaleras arriba, directo a la habitación. Eso no era nuevo. Los largos años del matrimonio habían transcurridos de esa triste manera. El no quería… se dejaba querer… y siempre con desgano. Siendo ella una mujer amorosa y apasionada, lo había intentado todo para darle vida a ese matrimonio, desde hablar… hasta actuar, y nada!
Se quedó allí parada, pálida y desconsolada. Secó las lágrimas que se escurrían por su cara… ya a eso estaba acostumbrada, a esa tristeza y soledad en el alma… eso ella consideraba y cuán engañada estaba!
Habiéndose desprovisto de su pesado ropaje, dejó al descubierto su menuda y grácil figura. Procedió, como era la costumbre adquirida en los últimos años… en que la tecnología le brindaba su única compañía, a sentarse frente a su ordenador. Allí estaba ella, observando ése aparato que se había convertido en su amigo y confidente; que le daba esperanzas y valentía para continuar en ésta vida con algo de amor y alegrías. Aún con la habitación en penumbras, su belleza se realzaba. Su piel, blanca como la leche mezclada con la miel, y su cabello… rubio como el trigo maduro, enmarcaban ese fino y bello rostro que la caracterizaba. Lo único que desentonaba en esa natural belleza… eran sus labios; a pesar de su tristeza, ella insistía en mostrar una sonrisa y, ésta… parecía una mueca!

Se acomodó bien en su silla… largas horas allí habría de pasar. Como de costumbre, leyó sus correos, acudió al chateo, contestó y envió mensajes, hasta que ese hombre la contactó de nuevo… y allí se enganchó. Ese hombre… era especial en su vida; los últimos dos años muchas cosas eran la que compartían; tenían actividades y gustos afines; era un caballero atento y romántico… que llenaba su vida de sueños y fantasías. Con el transcurrir del tiempo la relación se estrechaba… eran amigos… amantes en sintonía! Ella se resistía, o por lo menos lo intentaba… pero no lo lograba, él satisfacía todas sus carestías. A pesar de que estaba a un punto distante de la red, él… con sus palabras dulces y apasionadas, de comprensión y consideración… lograba emocionarla; toda su piel se erizaba y ella, por dentro, se derretía.

Por su mente pasaron los largos años de vida marital; jamás por ella cruzó la idea de querer y desear a otro hombre. En ese momento se dió cuenta que todo aquello que había forjado... estaba por desplomarse. Después de debatirse entre lo correcto e incorrecto… optó por robar un poco de amor… que mantuviera vivo su aliento; se encontrarían, para verse y amarse… le daría fiesta a su alma herida… aunque fuese una vez en la vida! De esta manera, con esa ilusión en mente, transcurrieron los días. Llegó el crudo invierno; el paisaje se engalanó… se vistió de blanco y negro. Le sucedió la primavera… y ésta todo lo alborotó: las montañas y prados se vistieron de verde limón; los árboles reventaron en flor abigarrando cualquier visión; la fresca brisa todo lo perfumaba y, aliviaba el calor… que quemaba sus entrañas! Encontrándose ella al Norte, en las altas y frías montañas y él, al Sur, en La Costa brava; había llegado el momento en que esas almas acordaron… poner su amor en concierto!

Llegó ella primero… él después. Como todo tierno amor anhelado, las primeras horas transcurrieron entre palabras, sonrisas y dulces e inocentes caricias. Pero era inevitable, esa pasión que llevaban dentro, más temprano que tarde… habría de desbordarse!
Ninguna historia de amor y pasión está completa, sin atardeceres y caminata por la playa; y la de ellos… no fue la excepción. A contraposición de la delicada figura de ella, él era muy alto y fuerte, lo sabía él… y abusaba de ello; la alzaba, de vez en cuando, por los aires… agitando su falda contra el viento… haciendo que ella se desarmara de la risa, así era su contento. Era tal la felicidad que llenaba esas almas, que en vez de una historia… parecía un cuento!

Corta primavera... anticipado verano. Como era costumbre por esos lares, cenaron en terraza descubierta... acariciados por la brisa del mar y bajo la luz de las estrellas... y también de las velas. Caída la noche, entre copas de vinos y sonrisas, entraron en la habitación… que durante largas horas sería su nido de amor. Tras cerrar la puerta, quedó uno frente al otro. Se apagaron las sonrisas y se encendieron las miradas… ya no había vuelta atrás. Se unirían en una danza de amor y placer, sin remordimientos ni arrepentimientos…sin malicia, más allá del amanecer .El amor y la pasión se volvió lujuria… sus cuerpos olían a sexo. Fue un día y dos noches… de amor desesperado.

La celebración al amor, la pasión y la alegría… había llegado a su fin. Sin tristeza ni promesa alguna… se despidieron esos dos seres; dejarían al destino escribir el final de esa historia. Sus manos y bocas besaron mutuamente, con ternura y agradecimiento… por el amor encontrado.

Al entrar ella por la puerta de su casa… era otra. Lo hizo con los hombros erguidos y la mirada alta. Nunca más mendigaría amor a su marido. Allí ella estaba… si la quería amar, ella le correspondería; sino… no importaba, había sido tan amada esos dos dias... que la felicidad la acompañaría hasta el fin de sus días.

sábado, 3 de julio de 2010

COMO NIÑO CHIQUITO


Como niño chiquito jugando... y no se a qué;
como niño malcriado alborotandolo todo... y no se por qué;
quebrantando el orden... y también la fe, te escondes asustado... cuando se asoma la mujer,
aquella... por la que no te portas bien!

jueves, 1 de julio de 2010

MILAGRO DE AMOR...


Escuchando mi emisora favorita en la mañana... música venezolana. Me agrada. La siento dentro. A veces río con sus contrapunteos... otras, derramo lágrimas porque me lo recuerda... más de lo que yo quisiera. Todos estos días ha sido insistente la promoción del festejo acostumbrado. Se que es un asunto comercial; pero no puedo evitar pensar en ello... de eso trata la publicidad, supongo. Giré el volante y me ubiqué en la ruta que a él me conduce. Una vez en el sitio, en el carro permanecí; quieta, callada... dudando si me bajaba e iba hasta él... o esperaba a que él... a mi llegara. Me bajé. Me senté en el banco esperando por él, porque allí no se encontraba. Como hombre libre y de bien, muchas cosas importantes le ocupaban; debía yo tener paciencia... hasta que él bajara. Mientras tanto, todo a mi a derredor observaba.... era magnífica la mañana! La luz del sol... todo lo bañaba, le daba color a la grama y brillo al rocío que sobre ella se posaba. Me puse de pie, aunque no lo veía... sentía que a mi se acercaba. Allí estaba... con su porte de guerrero del bien, con su sonrisa que toca a todo lo que ama. El amor que por él siento me hace sentir hormigueos por todo el cuerpo; mis piernas se desvanecen.. y mi corazón golpea duro mi pecho; abrazarme a él... es lo único que yo quiero! Extendí mis brazos y él los suyos... nos fundimos en un abrazo... como si fuésemos uno. No mediaron palabras... no hacían falta! Después de largo rato contemplándonos y sintiéndonos, decidimos romper el silencio. - Ten paciencia hija, todo volverá a ser como antes... la paz en ti reinará.... Dijo esto al tiempo que retiraba de mi rostro el cabello... que la cálida brisa se empeñaba en despeinar. - Lo sé, padre, pero es duro... cuándo, por fin, me vienes a buscar?... ya contigo quiero estar! - Ten paciencia... no es el tiempo. Cuida a tu madre y a tu descendencia... hasta que me den permiso para poderte llevar...si? - Así será... No había más nada que decir; nuestra estrecha comunión nos hacía saber todo el uno y del otro... sin secretos mezquinos y sin alborotos. Con las manos juntas... nos miramos...y suspiramos; un nuevo y profundo abrazo... antes de separarnos. Yo me monté en el carro... él se fue caminando. Antes de salir del camposanto... volteé a ver si aún allí estaba; se había ido, pero dejó en su lugar una hermosa luz... que todo lo iluminaba. Sequé mis lágrimas... para dar lugar a la sonrisa que él me regalaba. - Te amo... padre. Esa fueron mis últimas palabras, para despedirme -ese día- de aquel hombre... que tanto amaba.

Dedicado a: JUAN LUIS PÉREZ DÍAZ... mi padre

EL HIJO AUSENTE



Caminando incesantemente,
se le busca entre la gente...
es necesario socorrer su alma indigente.
No le encuentro...
No le tengo...
No le siento...
DIOS... QUÉ DOLOR!

Al caer la noche,
los padres del ausente... se quitan su disfraz de gente;
dejan su alma desnuda y mojada por el llanto.
Solo el pesado manto del cansancio
... los hace dormitar.
DIOS... QUÉ DOLOR!

El sol sale por donde siempre...
y las aves no cesan de trinar;
este canto melodioso... los hace despertar.
Abiertos sus ojos, buscan en su derredor,
solo silencio y un gran vacío...
Profunda puñalada... directa al corazón;
desesperados, llevan sus manos al pecho...
para tapar ese gran hueco,
para que no se escape el alma...
para que no se desinfle la vida...
DIOS... QUÉ DOLOR!

MI DULCE LIMÓN...


Por allá viene ella... recién cumplió dieciséis y ya tiene novio, en su vida empieza...un nuevo episodio. Viene arrastrando los pies... seguro del aburrimiento; porque ya el Internet... no le es entretenimiento. Con su cara de fastidio, seguro vendrá a pedirme permiso, para que venga a comer... su amigo-novio. Como madre comprensiva accederé, con tal de ver en su rostro... sonrisas aparecer. Ya llegó... el que te conté; todo se lo comió y el semblante de mi niña... se iluminó. Marchado aquél, agarré a mi niña de la mano y le dije: vamos a conversar... pues debo hacer mi papel. Le cuento hija, que los novios no son maridos y solo vienen por cortas visitas... y se lo digo seria, sin risitas. Si con el novio pasa mucho tiempo, se corre el riesgo... de llegar al aburrimiento. Ella -tan buena- me miró dulcemente mientras me abrazaba muy fuertemente; Me dijo tan comprensiva... "te entiendo madre, tú tienes la razón. Y también te pregunto... qué harás de comer mañana? Porque a mi amor... no le gusta comer cualquier vaina!". Me habrá puesto atención? Tan bella mi hija, ella es... mi dulce limón!
Ana Margarita.-

... ESTAS EN UN ERROR!!!


Tú piensas que soy soberbia,
porque mi voz es clara, mi timbre grave y mi tono alto;
porque miro fijo y no esquivo tu mirada.
Lo que no sabes...
es que miro así porque a nadie temo;
y mi voz, me la dio Dios... para defender a los indefensos!
Pero, contrario a la soberbia...
la humildad en mi reina.
Nada hay de codicia, ambición o envidia;
de rodillas, podría caminar por ti,
sobre piedras y espinas... toda una vida!
No me importa, para nada...
tu desdén, golpes o bofetadas;
porque, hincada en la tierra, por mi, Cristo da la cara!
Ana Margarita-.

BOCA DE SAPO!


Irremediables o por resolver, a veces las cosas suceden... sin saber por qué; otras veces... con todo nuestro entender! Unas sacan lágrimas... otras, risas... sin poderlas contener! sea la situación que fuere... hay que hacerle frente, de la mejor manera posible, para no herir... y mucho menos ofender!
- Mami... uno de mis pececitos... se muere...
Con esa noticia... me despertaron este día. Estaba yo -ya levantada, pero aún dormida- cepillándome los dientes. Mi adolescente hija me tomó de la mano y me condujo al patio... a la gran pecera. Con los ojos, verdes como esmeraldas, llenos de lágrimas... me miró con profunda preocupación y tristeza. Con su mano libre -suave como la seda- me señaló al pez... ese, el que ella teme que se muera...
Allí estaba, el minúsculo animal... vestido de candela: rojo, amarillo y naranja... como el fuego... de la brasa que se quema; quieto y de medio lado... frotando en el agua estancada de lluvia... como palito de madera. Verlo así... me produjo tristeza y angustia... más no sorpresa. Volteé mi rostro hacia el de mi dulce doncella... y le dije - con voz suave y desesperanzada- a todos... el final nos llega!

Con ese estado de ánimo... nos fuimos; agarramos carretera... para dejarla en la escuela. Ya sola -de regreso- no podía dejar de pensar y de sospechar, que el evento -del día anterior- tenia que ver... con el lamentable deceso...

- Carlos... qué haces ahí...?
- Nada mamá, busco algo...
- Nada allí tienes que buscar!
- Por qué... escondes algo?
- Nada escondo. Sencillamente, ése es mi espacio!
- Uhmmmmm... que tendrás por aquí guardado... que tanto celas?
- Hijo, ese es mi taller. Ahí guardo mis materiales y herramientas... respeta!
- Ok, mamá... apenas consiga lo que busco... tus cosas dejo quieta!
No había terminado de hablar... cuando sus ojos -bien abiertos- se fijaron en un solo objeto. Como Águila cazadora... sus manos se pusieron prestas... agarrando lo que sus ojos... marcaron como presa! Desde bebé, siempre fue curioso. Todo lo jurungueaba... diciendo que buscaba... un tesoro! Si bien es cierto que -en aquél entonces- el asunto producía gracia... ahora, era causa de conflictos y desgracia!
- Qué es esto, mamá? preguntó con extrema curiosidad...
- Es un Zen Garden, me lo regalaron Francisco José y Rumiana...antes de su viaje, déjalo quieto!
- Y para qué sirve esto?
- Cuando estas tenso, bravo o preocupado... te concentras en él... se supone que relaja...
- Uhmmmmmm... Murmuró esto, al tiempo que con sus inquietas manos movía -de un lado para otro- las piedrecillas; y con el cepillo y rastrillo... a la arena forma le daba. De repente, se quedó quieto. Posó su mirada en los pececillos de mi niña... que estaban en la pecera chica... porque la grande se limpiaba. Otra vez... estaba en posición de caza! No me dio tiempo... de advertirle nada. Cuando me di cuenta, ya la arenilla sobre el agua echaba!
- Caaaarlos... no hagas eso! No vez que es muy fina y los peces -confundidos- pueden ingerirla?
- Ah! mamá... ni que los peces fueran pendejos... ellos tienen el instinto animal! Solo quiero adornar la pecera... para que se vea más natural... quédate quieta!
- Aaayyy hijo... pide a Dios para que ese pez no se muera; cuidado... capaz que mañana... amanezca arriba... de panza!
- Ah! mamá... si eres dramática.. no se va a morir, no le pasará nada!
Le quité el Zen garden y lo guardé... apresuré a mi hijo para que del sitio saliera. Hecho esto, observé que la arenilla flotaba y enturbiaba el agua y que el pececito más grande... iba de un lado a otro ... tragándoselo todo! Visualizando la desgracia que se avecinaba... me apresuré a echarlos en el pozón... allí estarían mejor, que dónde ahora estaban !

Con este recuerdo y pensamiento -macabro- en mente, llegué a casa. Inmediatamente, me dirigí a la habitación donde mi hijo estaba. A pesar de encontrarse en profundo sueño... procedí a despertarlo; pues, mi única intención era... que él cuenta se diera, que todo acto acarrea consecuencias... y que debe asumirlas... así ellas le traigan pena. Que debe aquietarse, pensar... antes de actuar!
- Carlos, despierta hijo... hay algo que quiero que veas...
Se levantó lentamente, con cara de confundido. Lo tomé de la mano y lo puse -justo- en la escena del crimen... y, con mi dedo justiciero, le señalé a la víctima de su fechoría... al tiempo que -de manera implacable- le decía:
- Ahí tienes, te lo dije ayer... que el pececillo muerto, panza arriba, habría de aparecer!

Mi hijo se agachó, para observar bien aquel cuadro dantesco... producto de su irreflexión, creí yo.. que así lo pensaría él. Su rostro se volvió serio y sus ojos se llenaron de lágrimas. Justo, en ese momento... me enternecí; me di a suponer... que él , la lección, hubo de aprender. Este mágico momento que envuelve a una madre cuando a su hijo le ve madurar, crecer... hacerse un hombre de bien... fue interrumpido drásticamente, cuando él -claramente- se hizo entender:
-Zape! madre... tú si eres pavosa... tienes boca de sapo!
Dijo esto y se fue -rápidamente- a contarle a su mujer! En estos momentos, lo cuento muerta de risa; pero, en aquél entonces, yo me quedé sorprendida, no supe que decir ni hacer... su repuesta... me dejó con la boca abierta; dándome cuenta que - a este muchacho- le llevaría tiempo crecer!

jajaja... LA MUJER MÁS SEXY!


Cómo puede ser humano relatar -en breve tiempo y corto espacio- una intensa experiencia? En un segundo se nace y en un segundo... se muere; Puede uno -entonces- en un segundo... expresar esas intrincadas emociones? Imposible... lo sabemos todos!

Toda mujer latina, mayor de cuarenta y cinco años, está concebida "psicológicamente" para pensar, sentir y actuar... solo como profesional, madre o abuela. La idea de verse o considerarse MUJER... está fuera de todo contexto. Y eso es obvio, pues con tan alto índice de natalidad, la población de féminas jóvenes... es alarmante. Quién va a querer comerse una gallina vieja... cuando tiene muchos polluelos?

Por tanto, mi estadía en Madrid, fue muy cómoda. No tenía que preocuparme por mi apariencia. Esta se limitaba a ser limpia y prolija. Nada de cosméticos y perfumes. Nada de atuendos que favorecieran mi figura o destacaran mi personalidad. Yo era madre y abuela... nada más. Y, era lógico... tenía a mi hijo y nietos. Qué más podía pretender yo? Con esta información formateada en la mente, procedí a desenvolverme como persona sin género; en cada acto, vivido con ellos... y en ese nuevo marco sensorial... personal, territorial... y cotidiano... yo solo era... la madre o la abuela!
odo lo que hacía... lo hacía en desempeño de esos roles. Fue JÓSE, el conserje del edificio, quien me sacó de esta rutina maternal. Me saludaba, muy gentil, como persona única que yo era. Sus diálogos conmigo, nunca se referían o limitaban a mi condición de madre o abuela; todo lo contrario. Siempre, de mi inquiría... una repuesta como mujer en un país extranjero o, como una ciudadana extranjera, en su tierra natal, da igual. A él se le agregó el caballero del Estanco. Fue, entonces, que me di cuenta de que... las mujeres -en Madrid- valían por sí mismas. Que, las de mi edad, eran consideradas como material de guerra vigente, como tecnología de punta... de última generación... para nada caduco!

Ese día... tuve un mal día... el asunto de la policía, que en anterior oportunidad bien les he contado. Poco me importaba el cuchicheo que, fuera de la habitación, se tejía. Sé que, mi hijo, enojo tendría; y que, mi nuera, seria le escucharía, con los ojos bien abiertos y sonrisa contenida. Pues a ella - amante esposa y madre- mis aventuras le entretenían... Ella, es así -de gran espíritu- de las desventuras... algo positivo obtenía.

- Suegra... a pesar de los inconvenientes del día... todo ha salido como quería. Por qué no nos damos un premio y nos vamos a la peluquería?
Yo, que me encontraba fastidiada por ese calamitoso día... me pareció bien la idea que mi bella nuera proponía. Y por qué no? Me pregunté. Total, que más me puede pasar este día? Já... ni idea tenía que el Universo se estaba alineando... y que, contra mi, de nuevo atentaría... !
- Bien... me parece bien, así descargo esta mala energía...vayamos pues!
- Perfecto, llevamos a Gabriel al cole y de regreso... nos vamos a poner bonitas!
Así hicimos. Una vez que Gabo se quedó en el colegio, nos regresamos a casa; se guardó el coche y con Christian en su carreola... nos fuimos caminando hasta la peluquería. Quedaba a unas cuadras.. y hacía un magnífico día.
Durante el trayecto, me relajé lo más que podía... hacía un frío agradable, asoleado todo y Christian... cómo me entretenía. Estaba yo disfrutando -al máximo- el nuevo aspecto del día...
- Yo me voy a dar un corte de cabello, también me sacaré las cejas...
- Me parece bien que lo hagas... Dije esto al mismo tiempo que la miraba.. la contemplaba. Su belleza no se limitaba a lo espiritual. Además de ser una chica muy preparada, era dulce y abnegada madre y esposa... yo la admiraba. Que bella era la madre de mis nietos... y cuánto la amaba!
- Por qué usted no aprovecha y se saca las cejas...
- No, nada de eso... nunca me he sacado las cejas... y después de vieja... no lo haré! No, no, no...
- Bueno. Sabe, también me sacaré los bigotes..
- Qué... Los bigotes? Qué bigotes? De cuando acá las mujeres tienen bigotes... y se lo sacan?
- jajajaja -rió mi nuera- siiiiii... ahora las mujeres nos quitamos ese vello sobre los labios...
- Rumi, por Dios, eso es una aberración...
- Nada de eso, usted también se los sacará...
- Ah...no! Eso si que no....
- No duele nada... lo sacan con cera. Ya verá... que bien se siente! Ande... complázcame en algo, si?
- Bueno. Total, yo no tengo bigotes... no extrañaré nada. No se hable más...
Así... con esta charla y proyecto de belleza, atípico para mi, concluimos el trayecto. Al llegar al salón de Belleza (tortura, diría yo) tuvimos que esperar un corto tiempo, pues había clientas esperando antes que nosotras. La mayoría de ellas... para DEPILACIÓN! Yo, hecha la pendeja, con una revista HOLA en mis manos... escuchaba las conversaciones que las mujeres mantenían. Solo hablaban de pelos... de como quitarse los pelos de encima! Yo algo molesta estaba... en mi mente ideas contrarias chocaban... Que pasó con aquel axioma... que en mi época juvenil me enseñaban? Era falso, entonces, todo aquello de que: Donde hay pelo... está la felicidad? Eran, en consecuencia, todas estas mujeres... unas infelices... o la infeliz era yo, por creer tan absurdo ideal? Pues nada... tenia que adaptarme a los nuevos tiempos... a quitarse los pelos, se ha dicho!
La jornada se hizo corta y amena. Me miré al espejo... y bien, como si nada. Rumiana -que así se llama mi nuera- salió más linda de lo que normalmente estaba. Así las dos -guapas- emprendimos el camino de regreso a casa.


Mientras caminaba, mi ego se elevaba... Me percaté de que todos me miraban... y ellos que nunca -a un extraño- le miran la cara! Sin darme cuenta, sutilmente, me enderezaba... sentía que mi silueta se estilizaba... Coño -pensé- como que es cierto eso de que embellece... el quitarse los pelos de la cara!
Yo si notaba que - mi nuera- veía a los transeúntes y luego a mi me miraba... y, rápidamente, la cara para otro lado volteaba. Uhmmmmmm... ahí pasaba algo raro... no se qué, pero poco me importaba. Pues, desde que estaba en España, era la primera vez... que los hombres me miraban. Sexy me sentía yo, llegué a casa… con las hormonas alborotadas... y el ego que reventaba!
- Hola hijo... que bueno que ya estés aquí... cómo estuvo tu día?
- Bien madre, cómo les fue en la peluquería? Nos dimos besos y abrazos... pero él, la mirada de encima... no me quitaba.
- Madre... te duele mucho? Quieres que te de un antiflamatorio o algo...
- De qué hablas, hijo, a mi no me duele nada...
- En verdad? Es que tienes toda la cara roja y la boca inflamada... que horror, estás toda deformada!
- Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeé? Grité aterrorizada y salí corriendo para verme en un espejo. Al mismo tiempo, vi. que mi nuera se tapaba la cara, tratando de ocultar la risa... que mi reacción le daba! Jajajajaja y yo, de imbécil, creí que era la mujer más SEXY de España... y que por eso me miraban!

jajajaja... TREMENDA CENA



Todos tenemos historias dignas de ser contadas... la vida no transcurre sin dejar huellas. Mi madre, no es la excepción. Amando a mi padre, hasta el delirio... fue la ama de casa perfecta. Para ella era un ritual de amor todo lo concerniente al hogar. Se desvivía porque todo fuera perfecto... para agradarlo a él, quien bien lo merecía y bien correspondía. Al fallecer su amado esposo, la vida se le tornó vacía... sin propósito. Por su maravillosa experiencia en el matrimonio, ella mantiene una posición machista: el hombre es maravilloso y esencial en la vida de una mujer... y hay que atenderlo como rey!
Faltando mi padre, se dedicó a cuidar a mi hermano menor, quien vive con ella. Cierto es... que es el menor... pero ya es un hombre!
Carlos José, que así se llama este hermano mío, es muy distinto a mi padre; en realidad, distinto a todos. Diferente a mi madre y a todos sus hermanos... incluyendome a mi. Es lento en todo. Detesta el apuro. Camina como si arrastrara los pies, con los hombros caídos. Si le haces una pregunta, primero piensa lo que va a contestar y, cuando dispone dar la repuesta... ya a uno se le olvidó lo que se le había preguntado. Es optimista, muy positivo... pero nada proactivo. No se angustia por nada, nada lo irrita... las cosas son como son, y lo que tenga solución... se solucionará; y lo que no... para qué pensar en ello? Es lo positivo al extremo... de una conformidad absoluta! Gracias a Dios, es noble de corazón... y ningún vicio tiene.
Mi madre, quien ya alcanza los 83 años, es una mujer estupenda. Si no fuera por su rodilla -que la hace cojear- fuera más activa que todos nosotros juntos. Es coqueta y con una mente amplia; tanto, que nos deja perplejos con su forma tan moderna de pensar.
Un dia -como muchos tantos- la voy a visitar; a sabiendas que permanece sola mucho tiempo. Así que la acompaño lo más que puedo, hasta que mi hermano regrese a casa. Ese día era Viernes. Ella se dispuso a esperarlo. Pues, era la única mujer de la casa y debía cerciorarse de que -antes de acostarse- se alimentara: le prepararía la cena.
Eran pasadas las nueve de la noche. Ambas estábamos sentadas en el comedor . Veíamos su novela preferida de ese horario: una brasileña por TELEVEN. Mi madre, medio sordeta por un oído, prestaba mucha atención al melodrama televisivo. Era un capítulo de esos en que el culebrón toma un giro distinto... el que define su final.
Por mala suerte, mi hermano llega justo en ese momento... en el momento en que -mi abnegada madre- está concentradísima en el desarrollo y culminación de su programa favorito. Como es propio, saludé a mi hermano y dialogué con él los pormenores de nuestro día. Ante tanta palabrerías, nuestra madre -con control remoto en mano- subió el volumen del televisor... para no perderse el desenlace . Al mismo tiempo preguntó a mi hermano:
- Cenaste?
- Un coño...!
- AH! un pollo...
- No, nada...!
- Ah! con ensalada...

Él me miró. Con esa mirada suya... tranquila .. pero desconcertado por el mal entendido. Su rostro reflejaba la incógnita que en su mente se formulaba, pero que - como de costumbre- su prudente reacción, no permitía que su boca la articulara. Antes de que le diera tiempo de aclarar la confusión, mi madre apagó el televisor; se levantó de su sillón y, con su peculiar andar, emprendió camino a su habitación. En ese trayecto, pasó al lado de mi hermano. Se le acercó, lo abrazó, le dio las buenas noches... no sin antes reprenderlo:

- Qué vaina contigo. Eres un desconsiderado con tu vieja madre. Al salir del trabajo debiste llamar. Avisarme que estabas cenando. Yo aquí preocupada por ti... y tú dándote tremenda cena! - Madre, deja que te explique.... - Nada de excusas....mal hijo, desconsiderado! Que descansen... hasta mañana.... Mi hermano y yo -pasmados- vimos como mi madre se alejaba ,camino a su habitación... tranquila, porque el hombre de la casa, ya estaba cenado!





UNA VENTANA AL CIELO





Nuestras vidas están tejidas por cosas que son verdades... otras que son mentiras; unas son serias y las demás dan risa. Lo cierto del caso, todas ellas... dan forma y color a nuestras vidas y, con un poco de sal y pimienta...son las que nos identifican!
Soy una Cuenta-Cuentos... por naturaleza. Si existe una historia que contar... yo se las cuento; si no existe... tranquilos, yo me la ingenio... y se las invento!Nunca, a un hijo mio, hube de contar conocidos cuentos... no por menosprecio a ellos, ni pensarlo! Siempre empezaba a leerles uno... con el libro en mis manos abierto, pero terminaba con uno de esos...de los que yo invento. En casa de mis padres, así como en la mía propia... abundó la literatura... nos encantaba leer; la lectura nutría el conocimiento... la mente se alertaba y en ella bullía la imaginación...se disparada la fantasía... la historia se volvía un cuento. Es así, entonces, como nace este relato sobre El Valle de la Niebla, antes conocido -erróneamente- como El Valle de Los Muertos...
Este valle, antes era más extenso. Solo podía ser observado por quienes tenían el privilegio de adentrarse en él, a pie... por su propia cuenta y riesgo. Pero, luego, con la expansión urbana... desde auto, cualquiera podía verlo.
Está rodeado de montañas... al norte; Con el Cementerio Metropolitano... al sur; Al Oeste con la capital y al Este con la ciudad satélite... donde entonces vivía yo. Todos los días me levantaba de madrugada... para llevar a la niña a la escuela, en la capital; esa faena rutinaria... me dejaba agotada!
- Madre, por qué siempre te quedas viendo, como boba, para allá?
- Hija, tu has observado ... esa ventana al Cielo?
- Cuál?... preguntó, mientras su cabecita se agachaba y su carita daba vueltas como un ventilador... buscando la ventana que yo le indicaba.
- Hija, me expreso en sentido figurado... Ves aquellas nubes que se abren en su centro, dejando pasar ese gran y dorado haz de luz?... le pregunté mientras le tomaba su carita en mi mano y la orientaba a donde yo quería que viera.
- Que bello mami... esa es la ventana al Cielo? Hizo esta pregunta sin quitar su mirada de esa estampa celestial. Su boca quedó abierta, expresando lo maravillada que estaba!
- Sí hija... esa es la ventana al Cielo, por donde ascienden las almas... de aquellos... los muertos! Le dije esto tomando, nuevamente, su rostro entre mis dedos... y volteándolo hacia el cementerio.
- Mami, los muertos me asustan...
- Por qué te asustan ellos? Si todos son buenos. Entre ellos están los héroes, los Santos... tus bisabuelos y bisabuelas, tus abuelos y otros, cuyos nombres no conozco... o ya no recuerdo!
- Y los malos mamá, los que se portan mal? Me dijo esto con una expresión dulce... que denotaba una profunda inquietud; esto era importante para ella...Entonces, sabia debía ser mi respuesta.
- Hijita... las personas malas...malas son aquí en la tierra; Una vez que mueren, sus cuerpos reposan inertes y sus almas, sus espíritus... los purifica Dios con su Misericordia!
- No entiendo mami.. ser malo... entonces, no importa? qué es la Misericordia de Dios? Al hacer estas interrogantes... su carita se hacía un poema...
- Hija, ves la niebla que recubre todo el suelo del Valle... bajo la luz del cielo? Esa niebla son las almas de los muertos... que esperan por el Juicio de Dios..
- Entonces, mami, Dios es abogado como tu? Al decir esto su rostro se iluminó... como si ella fuese privilegiada de que su madre fuese abogado, como abogado -entendía ella- que era Dios...
- No hijita, te explico ... Dios es mucho más grande que eso. Es nuestro Creador. Dios es Abogado, Juez y también Parte... porque todo lo que hacemos... a Él le concierne... le interesa, lo beneficia y lo daña. El todo lo sabe... todo lo entiende... todo lo perdona... he ahí, la Misericordia de Dios!
- AH.. que bueno! Dijo esto acomodandose en el asiento... relajadamente y con una sonrisa de inocente picardía.
- Hija, te digo algo... escucha las enseñanzas de tus padres, sigue sus consejos... y tu vida seguirá la senda del bien... el camino a Dios! En la medida que vayas creciendo... irás comprendiendo las diferencias entre el bien y el mal... y si no eres necia... encontrarás las respuestas a la Misericordia de Dios.

Así dimos por concluida esa conversación.. de esa mañana; pues, han pasado muchos años, desde entonces, y aún la reiniciamos... día a día.. cada vez que por allí pasamos. Obvio, la conversación de ahora es más profunda... y el relato - en su mente- otro significado ha tomado... Para nosotras, la extraña y mágica niebla que cubre el verde valle y el haz de luz que baja del cielo... no son cosas de risa... ni tampoco asunto de los muertos... son cosas de Dios... para aquellos, que en Él creemos.

Ana Margarita.-

NOTA: la FOTO que ilutra el presente relato fue bajada de Imágenes de Google; se desconoce autor o propietario.


Ana Margarita.-

Nota: la FOTO que ilustra el presente relato fue bajada de imágenes de Google; se desconoce autor o propietario.







EMBRUJO DE AMOR





Esa mañana me levanté muy, pero muy temprano. Debía hacer diligencias en la Policía de Pozuelos, a fin de resolver asuntos relacionados con documentos de identificación. Eran las 5.30 a.m. de un día jueves, en pleno invierno, húmedo... por la lluvia del día anterior. Ya casi lista para salir, mi hijo me atajó... Con voz de preocupación me inquirió:

- Qué haces madre... a dónde vas a ésta hora?
- Ya sabes, a solicitar mi DNI, le contesté con premura... mientras terminaba de calzar las botas.
- Por qué tan temprano? ...insistió él.
Entonces, lo miré con cariño, pero con mucha autoridad... le contesté:
- Hijo, déjame resolver mis asuntos... si no te has dado cuenta... ya soy mayor de edad!
- Bien, no se diga más... espérate, que te llevo en el coche.
- Ah... eso no! No me privarás de disfrutar de este día de frío Invierno; ni de caminar plácidamente por las calles olorosas a pinos... no, eso no!
- Madre... que obstinada eres; afuera está húmedo y la temperatura a 1º!!!!!!!
Firmemente me planté ante la puerta, en señal de que no daría un paso atrás. Conociendo mi determinación... cedió; no sin antes darme un afectuoso y fuerte abrazo. Lo cual aprovechó para revisarme. Abrió mi largo y pesado abrigo; se cercioró de la ropa que llevaba bajo él, acomodó mi bufanda y volvió a cerrar el abrigo, acomodando la capucha en mi cabeza. Aún, por las dudas, puso en mis manos un paraguas; hacía todo esto... al tiempo que me daba consejos. Tanto amor del bueno recibía yo de él, en ese momento... que me dejó como embrujada. Ya, yo no lo escuchaba… mi mente se había desconectado. Solo veía su varonil y dulce rostro... al tiempo que me preguntaba: Desde cuándo un hombre no me prodigaba tan amorosos cuidados? Mis recuerdos me ubicaron - al lado de mi amado padre- en el día de mi casamiento...
Fue así, con ese embrujo de amor -como un navegante en su ciberespacio- que mi mente hizo conexión con los más bellos recuerdos de mi infancia y adolescencia... y también sería... la mayor torpeza que cometería ese fatídico día!
No presté atención, a nada de lo que él bien me decía; distracción -ésta- de la cual yo me arrepentiría.
- Madre, madre... estás aquí?
Esas palabras, fueron pronunciadas por él --con evidente preocupación- al tiempo que me sacaba de mi letargo con breves sacudones.
- Si, si, si... aquí estoy... caramba... me vas a desarmar. Déjame tomar mi pastilla de la tensión... y me voy!
Así lo hice... já... el segundo grave error del imberbe día! Ya las cartas estaban echadas. La ecuación para el desastre... se había completado. Nada, absolutamente nada, a mí me salvaría!
Inocente de la penuria que me aguardaba, salí eufórica por la puerta del hogar.
Ahí estaba, parada -muy feliz- en el Portal de la Avenida De Europa. Me sentí joven y libre para explorar el mundo... que sensación tan maravillosa!
Me puse los guantes, cuidadosamente y me eché a andar. Eran las 5:30 a.m. de un día de semana... parecía que fuera las 2:00 a.m., … oscuuuuuuuro y sooooloooo... como la Sabana de mi tierra venezolana. No importa, nada que temer. Miré a mi alrededor y disipé mis temores a un asalto; total, esto es otro mundo... aquí no están los malandros! Suspiré, profunda y lentamente. No habían transcurrido tres segundos, cuando empezó a llover; Una lluvia suave... como acariciando la piel. Que agradable todo aquello.... El olor de los pinos se acentuó con la humedad; emocionada, inspiré profundamente... nojoda... casi me ahogo del ataque de tos que me dio. Estaba tan frío el aire... que se me resecó la garganta. Superado el percance, noté que al salir el aire por mi nariz y boca... este se congelaba... lo juro, fácilmente escuchaba romper los cristales de agua al caer al piso... joé, que frío!!!!
Miré hacia atrás, y vi que solo había recorrido unos escasos... 10 metros! Solo he recorrido 10 metros y estoy asustada y congelada? Por qué no regresas Margarita? Me debatía entre la duda de si regresar o continuar... NO, no regreso... dónde está mi dignidad y espíritu aventurero? Así que -guapa yo- me pasé la bufanda por el rostro, dejando al descubierto... solo los ojos.
Prácticamente, no podía articular movimiento alguno, tanta ropa bajo el abrigo acolchado y con capucha, la bufanda, guantes y paraguas...Me sentía como FROSTY... pero almidonado. Caminaba como muñeco de palo, sin usar las articulaciones... estaba congelada! Sé, que mi imagen- bajando por la colina del Parque De Los Perdigones- semejaba una escena de terror... con nada humano podría yo ser asociada.
Ánimo, Margarita - me repetía constantemente- solo faltan dos kilómetros... y listo! Mi valentía rindió frutos. Al caminar - a un ritmo más acelerado- mi cuerpo se calentó y recobró la cadencia del ser humano en su andar. Una sonrisa de triunfo se dibujó en mi rostro; aunque no se veía por estar cubierto por la bufanda... pero allí estaba! Pasé la Plaza de La Pulpería, la calle de Las Cinco Quintas y entré en los jardines del Teatro MIRA; me detuve, y miré complacida la Comandancia de La Policía... a escasos 100 metros, yo le veía! Caminé por la calle empedrada que a mi destino conducía. Eufórica estaba... había vencido el frío día...o, por lo menos -en ese entonces- yo así lo creía
Ya parada -enfrente de la Policía- observé que nadie, en cola, había. Extraño me pareció, pero aún así, un grito de triunfo dentro de mí surgió: Soy la primera de la fila! Por si las dudas, a la garita me dirigí y -al funcionario que estaba allí- en tono alegre y amable saludé:
- Buenos días, oficial!
No hubo repuesta alguna. Me ignoró por completo. Como si nada, siguió leyendo algo... parecía un documento. Su fisonomía lo delataba; sin duda alguna... era peninsular. Me acordé del consejo de mi madre: "Hija, en tu viaje dos tipos de paisanos habrás de encontrar. El español de España y aquél, sobre el cual... algún cuento tendrás ganas de echar! "
Insistí. - Buenos días, tendría usted a bien informar, si en la mañana de hoy números repartirán?
Como en cámara lenta se movió el sujeto hacia mí. Detrás del vidrio, vi su mirada... más gélida que la mañana. Sus ojos claros lucían vacíos y, su sonrisa, congelada.
- Doña, si, se repartirán... a las nueve de la mañana!
Ante su repuesta, pensé: Me dijo "doña", este... vieja me llamó! Degustada por el frío y la repuesta seca y petulante del policía...., di la espalda y me retiré. Miré el reloj... eran las 6:15 a.m. y todavía... el cielo negro estaba. Tranquila Margarita - me dije a mí misma- el tiempo corre rápido, y antes de que te des cuenta, serán las nueve... y estará lleno de gente.
Como todo estaba mojado, en el suelo no me pude sentar; así que me apoyé en un barandal. De repente, como si un mal me acechara... el frío entró en mi cuerpo y los vellos del cuerpo se electrizaban. No Dios, esto no me puede suceder... la pastilla de la tensión hacia su efecto, y la vejiga... se me llenaba!
Llena de ansiedad, por lo que encima se me venía, atiné a hacer lo correcto. Me dirigí de nuevo a la garita y -con mucho apremio- le dije al interfecto:
- Oficial, tengo una urgente necesidad. Podría usted facilitarme el paso y permitir que use el baño?
- No tenemos Cuarto de Aseo disponible al público...
- Hombre, vea usted que se trata de una necesidad... por humanidad... se lo ruego!
- Que le he dicho que no, o no me he dado a entender? Son la 6:30 a.m. vaya usted a su casa y regrese luego.
- Vivo a más de 2 kilómetros y tengo inmensas ganas de orinar... no creo que llegue a salvo!
- Y por qué ha venido usted tan temprano...?
- Para asegurarme de agarrar número y poder hacer mi trámite... he sido diligente.
- Usted lo que ha sido una imprudente... ála, retírese y vuelva dentro una hora... no faltaba más!
Toda esta conversación se sostuvo sin que el individuo levantara la vista una sola vez... Juro, que pasaron muchas ideas por mi mente. Bien podría yo alzar la voz y golpear el vidrio violentamente... o, gritar que era una bomba humana, o algo así; del escándalo, seguro me habrían detenido y, una vez adentro, solicitar el respeto a mis elementales derechos humanos, entre ellos... el de mear oportuna y adecuadamente! Pero, no... no lo creí prudente. No era la manera en que yo quería que me abrieran mi expediente ... Joder.. que haría? Obviamente, la salida al inoportuno incidente, debería ser más discreta... pero urgente!
El frío se me colaba al cuerpo, maltratado ya por la helada y la vejiga hinchada. parada de espalda al Parque De La Buena Salud, miré agobiada hacia los jardines del teatro MIRA... tendría que emprender el viaje de regreso... no tenía otra opción!
Quien sabe -pensé- a lo mejor encuentro un espacio público en el que me pueda ocultar y mi necesidad saciar... Bajando la mirada al suelo, las lágrimas por el rostro corrieron sin cesar, Estaba adolorida, frustrada y rabiosa. Cómo podía medio litro de líquido residual... ganarme la partida? Abatida por la derrota, inicié mi vergonzoso y escalofriante viaje de regreso.
Entre los jardines del Teatro, había espacios donde -discretamente- podía haber yo liberado mi pesada carga. Lo intenté, asustada y avergonzada... pero no pude. El pesado y abundante ropaje me lo impedía. Así que -ya convencida- caminé y caminé lo más rápido que pude.. para llegar a casa, sin percance que lamentar. Era tal mi agonía, que a pesar del frío viento que azotaba, el sudor me corría como agua de lluvia por calzada... Dios mio - yo aclamaba- será que de este triste contratiempo... alguna vez yo me ría? Tal era mi desesperación, que deseé que algún zagaletón me asaltara; así yo justificaría que -del susto- mi pantalón mojara.
Caminaba y caminaba.. y el tiempo no transcurría ni la distancia se acortaba! Pensé dentro de mi angustia, seria este evento, temporal y espacial... el que daría origen a la Teoría de la Relatividad del extravagante físico alemán? Entre éste y otros tontos discernimientos, es que me di cuenta que ya no podía más y, cuando estaba dispuesta mi carga aflojar... me percaté que estaba en la cima de la colina De Los Perdigones y, desde allí, las mágicas luces de La Avenida De Europa no paraban de destellar; ahí me esperaba el hogar y ahí, seca... habría de llegar. La calma volvió a mí ser y una sonrisa triunfal se dibujó en mis labios; Metí mis entumecidas manos en los bolsillos del abrigo. Como pude abrí la pequeña caja metálica de VEGAFINA, sustraje de ella mi delgado tabaco aromático y - con el mechero obsequiado galantemente por el caballero del Estanco- lo encendí. La bocanada impregnó de dulce vainilla el ambiente y, supe de repente - que ese día- el vulgar orine me había estropeado... pero mi honor, no hubo mancillado.

Ana Margarita.-